¿Un punto de inflexión para la bicicleta en la ciudad?
Cuando ha pasado el primer mes de confinamiento en España y comenzamos a pensar en cómo saldremos de casa otra vez, el transporte en las ciudades es una de las cuestiones importantes a tratar. Nadie duda de que la distancia interpersonal es un factor crítico para la prevención de contagios, por lo que el transporte público parece ser uno de los elementos que habrá que tener muy en cuenta a medida que podamos ir recuperando la actividad fuera de casa.
En grandes ciudades como Madrid, muy densamente pobladas, habrá que garantizar la seguridad a la vez que seguimos teniendo la posiblidad de movernos de un sitio a otro. En este contexto, la bicicleta gana peso como vehículo individual y "exterior". A las virtudes que ya conocemos y difundimos, como vehículo limpio, saludable y respetuoso, se une la de vehículo "libre de virus". Los espacios cerrados y concurridos son peligrosos cuando se trata de evitar contagios, y la bicicleta evita ambos factores.
Durante esta crisis sanitaria, muchas ciudades han desplegado carriles bici provisionales, para facilitar la movilidad de los ciudadanos. En algunas, la vocación es que permanezcan.