Una vez finalizada la prueba de resistencia del equipo ciclista COANFI Desafío ASPANOA que les llevó a recorrer las localidades de “Madrid-Santiago de Compostela-Zaragoza” en menos de 54 horas, los resultados han sido satisfactorios. El principal objetivo del equipo era vivir una situación competitiva y real que simulara las condiciones que tendrán que soportar a partir del mes de Junio en la prueba de resistencia más dura del mundo, la Race Across America, una carrera “non stop” que cruza en bicicleta Estados Unidos de Costa a Costa (5000 km).
El equipo comenzó a pedalear a las 13:00 horas del 23 de Abril desde la sede de Macario Llorente en Alcalá de Henares, su misión era llegar en menos de 24 horas “non stop” a la Plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela y recorrer así los 650 km que los separaban de la capital de España.
Las primeras horas de pedaleo transcurrieron con dificultades varias; obras, tráfico intenso, desvíos provisionales, lluvia. El tiempo pasaba rápido y los kilómetros demasiado lentos, el proyecto estaba en peligro y eso les exigió mayor esfuerzo. Una vez coronado el alto de Navacerrada, llegaron las planicies castellanas y la noche.
La estrategia del equipo se planteó en relevos de 4 corredores, cada 3 horas de pedaleo cambiaban al ciclista buscando mantener la máxima velocidad con el menor desgaste y así obtener el máximo tiempo de recuperación. La teoría era una pero la realidad resultó bien distinta. Utilizaban 2 vehículos de apoyo; uno que circulaba detrás del corredor que pedaleaba, conducido por un asistente y el relevo del ciclista, y otro vehículo con otro asistente y los otros 2 ciclistas que avanzaba hasta un punto de encuentro predeterminado a 180 km de distancia del lugar donde había comenzado el relevo anterior. Este planteamiento permitía a los corredores pedalear 6 horas y descansar 6 pero al tener que desplazarse hasta el punto de encuentro, el descanso real no superaba las 3 horas. Con el paso las horas, el déficit de sueño de los corredores fue mayor y el cansancio físico empezaba a pasar factura por la imposibilidad de una correcta recuperación.
El pedaleo durante la noche fue exigente. Previsto de focos delanteros y traseros en las bicicletas, un coche de apoyo pertrechado con un rotativo naranja y el avituallamiento del corredor, iluminaba la senda del ciclista. Las temperaturas eran gélidas y los ciclistas pedaleaban forrados con toda la ropa que disponían, la variación horaria en el pedaleo disminuía el rendimiento del equipo que no cejaba de luchar. La guardia civil, extrañada ante la situación descrita anteriormente, decidió intervenir para ver que sucedía, las explicaciones resultaron convincentes y permitieron continuar a la expedición, eso si, con un buen susto en el cuerpo.
La entrada en tierras gallegas no estaba exenta de dificultades; potentes puertos como el O´Cebreiro o el Poio, constantes toboganes rompepiernas, tráfico intenso, humedad al anochecer y calor sofocante durante el día. El esfuerzo estaba siendo recompensado y llegar a Santiago en menos de 24 horas era factible. El último relevo realizado por Toño Escartín volaba sobre el asfalto mientras sus compañeros le esperaban en las estribaciones de la ciudad para dar juntos las últimas pedaladas. Habían conseguido llegar a Santiago de Compostela en menos de 24 horas.
La experiencia había concluido con éxito; medias de velocidad mantenidas que superaban los 30 km/h, vivencias reales que dentro de poco tendrán que volver a vivir y miles de errores y descoordinaciones que plantearon la necesidad de hacer una reunión para corregir “in situ” las deficiencias y afrontar con garantías los kilómetros que les separaban Zaragoza. La reunión se alargo y decidieron recuperar el tiempo invertido con un trayecto en coche que les dejo en las estribaciones de León.
Pulidos ciertos errores y deficiencias, comenzaron a pedalear en la madrugada del sábado para intentar llegar a la Plaza del Pilar antes de las 18:00 horas del domingo 25 de Abril. El equipo fue realizando los relevos de forma más precisa y eficaz, la compenetración era mayor y los resultados palpables, en menos de 12 horas recorrieron 400 km y Zaragoza quedaba a tiro de piedra. El entrenamiento del día anterior había dado sus frutos. Mejor descansados y mejor coordinados, el último relevo realizaba la entrada en Zaragoza a una media de velocidad superior a los 37 km/h, sus compañeros lo esperaban para recorrer juntos los últimos kilómetros de una aventura dura pero necesaria para conocer lo que tendrán que soportar el próximo 12 de Junio en Estados Unidos.
Las fotos de rigor, los abrazos entre compañeros y los amigos que fueron a recibirles a la Plaza del Pilar, pusieron fin a un nuevo reto del equipo COANFI Desafío ASPANOA. Recordamos los nombres de sus integrantes, la causa por la que pedalean y el blog donde informan de su próxima aventura americana; César Velilla, Antonio Escartín, Raúl Calavia y Diego Ballesteros, asistidos a la perfección por Javier Cañada y Mattias Trabuqui, pedalean por ASPANOA, “Asociación de Padres de Niños Oncológicos de Aragón”, bandera de su desafío, para más información visitar el blog www.desafioraam.blogspot.com